El otro día me encontraba caminando muy a gusto por la calle cuando se me acercó una señora y me preguntó formalmente si sabía cómo llegar a la Plaza de la Comedia. Por supuesto, le indiqué el camino y me lo agradeció. No había pasado más de media hora cuando en la espera de un tranvía en la estación se me acercó un joven con semblante hippie y me preguntó con mucho respeto si tenía un cigarrillo. Aunque no yo tenía, él se disculpó por haberme “molestado” y siguió su camino. La manera como se dirigieron a mí estas dos personas confirmó mi pensamiento, que se había planteado debido a la experiencia vivida con situaciones similares, de que la cultura de la gente en las calles de Montpellier es alta. Sabía muy bien que cuando anduviera por las calles durante mi estancia lingüística en Montpellier sería tratado con respeto, y hasta ahora no ha pasado lo contrario.
Francia es un país en donde sus ciudadanos son educados muy bien en las normas de conducta y deberes para con los otros en las calles. También tienen una conciencia vial muy fuerte que mantienen al momento de salir a las vías. Aquí la gente avanza hasta el cruce para cruzar la vía, en mi país esto no es tan común ya que tenemos la costumbre de cruzar la calle en cualquier punto cada vez que podamos. Incluso hay muchos ciudadanos que no saben realmente el uso de la cebra (líneas blancas del cruce peatonal). La prioridad para los vehículos en Francia (y en la mayoría de países europeos) es el peatón, mentalidad que se supone que poseen los conductores latinos pero que a la hora de la verdad jamás tienen en cuenta. Si eres latino, aprender francés en Francia te va a enseñar muchas cosas importantes que podrías aplicar en tu país para salvar tu vida.
La ciudad de Montpellier cuenta con una muy buena infraestructura que permite que sea más fácil seguir las reglas viales. Pero dejemos a un lado esto y hablemos de las ventas al aire libre que se hacen en lugares como Les Arceaux o en el centro histórico de la ciudad. Los vendedores montan un pequeño estante en dónde exhibir sus productos. Generalmente están dotados de muy buena actitud que hace agradable el simple hecho de mirar sus productos sin sentirse presionado por comprarlos. Cuando va llegando la hora de desmontar sus carpas, lo hacen con mucho orden y dejan impecable el lugar; como si nadie hubiera estado allí. Tuve claro desde el primer momento de mi inmersión lingüística en Francia que de este tipo de cultura era de la cual quería aprender, de la cual quería impregnar dentro de mí para poder ser un modelo de ella dentro de mi país. Los franceses son gente trabajadora y tienen además mucho respeto por las calles de su ciudad, tratan de incomodar lo menos posible.
Para terminar, quiero enfatizar el hecho de que la mayoría de los desechos son lanzados dentro de las canastas de basura, pues las calles de Montpellier disponen de muchas y están ubicadas casi en cada rincón, para que así la gente no salga con la excusa de que tuvieron que botar algo en la calle por la ausencia de estas (cosa que pasa seguido en Latinoamérica). No quiero comparar Europa con Latinoamérica, sólo quería enfatizar algunos aspectos culturales que posee la gente con respecto a transitar por las calles y a la utilización de espacios públicos. Sin duda hay mucho que aprender aparte de la lengua francesa.