Una de mis pasiones es el deporte, creo que estoy hecho para todo lo que involucre actividad física. Para mí es muy importante ejercitarme ya que así me mantengo sano, es bueno para el corazón y así también me mantengo en buena forma. En las primeras semanas de mi inmersión lingüística en Francia no le dediqué mucho tiempo al ejercicio, pues estuve muy ocupado en muchos asuntos que en su mayoría concernían acomodarme satisfactoriamente en Montpellier. Aun así, no dejé de informarme de lo mucho que había por hacer en la región para permanecer activo físicamente.
En la tercera semana de mi aprendizaje de francés en Montpellier, un joven militar, que había venido a aprender francés en Francia debido a que debía saber la lengua para hacer una misión en África, nos invitó a mí y al resto de la clase a que nos uniéramos a una excursión de senderismo que él había planeado. El plan consistía en tomar el bus número 108 desde la estación Occitanie en Montpellier y descender en la estación Le Moulin en Les Matelles, luego caminar desde allí hasta Pic Saint Loup (el cual creíamos cerca). Toda la clase aceptó y el domingo nos todos nos encontramos en la estación Gare Saint Roch para ir juntos a tomar el bus al medio día. Cada uno estaba vestido con ropa deportiva para caminar cómodamente sobre el suelo seco y rocoso de la montaña.
Cuando esperábamos el bus nos sentamos en círculo y tuvimos una plática muy agradable. Durante una inmersión lingüística se puede conocer a gente asombrosa que comparte los mismos gustos que tú, esto puede llevar a conversaciones llenas de interés que te harán sentir muy bien. Al llegar a Les Matelles recorrimos pleno centro histórico de la ciudad antes de llegar a la ruta que debíamos seguir para ir a Pic Saint Loup. Seguíamos el mapa, pero a mitad de camino encontramos un sendero que se veía maravilloso como potencial atajo para llegar más rápido. Como el camino por el que andábamos era aún muy largo, decidimos tomar este atractivo sendero entre la vegetación seca que tanto caracteriza el terreno mediterráneo. Al ir adentrándonos por el atajo, encontramos otros caminantes que nos dijeron que el camino llevaba al pico de una montaña en donde la vista era maravillosa. Paramos, nos refrescamos un poco y seguimos ascendiendo hasta llegar al tope de la montaña.
En el pico corría una asombrosa brisa y se veía una gran cantidad de pequeñas ciudades repartidas al horizonte, sin embargo, notamos a lo lejos un pico incluso más alto que en el que estábamos. Alguien del grupo observó Google Maps y nos hizo caer en cuenta que aquella montaña tan inmensa que veíamos definitivamente era Pic Saint Loup. Decepcionados, aunque con una risa interminable, decidimos descender de la montaña en la que nos encontrábamos de nuevo hasta Les Matelles. Ya estábamos tan cansados que sólo queríamos bajar y comer bajo la sombra de un árbol en la pequeña ciudad, y así lo hicimos. Organizamos un pequeño picnic sobre un hermoso prado que encontramos y nos relajamos mientras nos reíamos de lo sucedido en la montaña. Estábamos tranquilos porque sabíamos que podríamos volver cualquier día de nuestra inmersión lingüística en Francia.
Luego de que nuestro apetito fuese saciado, nos dirigimos de nuevo a recorrer las calles en piedra de esta agradable ciudad. Las casas antiguas hechas en piedra y con reformas vivas me hicieron sentir como si estuviera en un sueño. Todo lo antiguo hecho en piedra, todos los ambientes tan tranquilos y el aire limpio me da un placer incomparable. Cuando regresamos a Montpellier había cumplido mi objetivo de hacer algún deporte y en adición Les Matelles me había dado el relajo necesario después de que se ha hecho actividad física. En definitiva, fue un muy buen plan.